El Viernes Santo, a las siete de la tarde, desde la Iglesia Parroquial de San Juan Bautista, comenzará su estación de penitencia la Muy antigua y Fervorosa Hermandad Servita y Cofradía de Nazarenos del Santo Entierro, Santísimo Cristo de la Buena Muerte y María Santísima de los Dolores. Tiene prevista la entrada al templo a las doce y cuarto de la noche.
Unos 275 nazarenos acompañarán a las imágenes. Hábito de color crema, con capa, antifaz, botonaduras y guantes negros, calzando alpargatas de esparto negras y ciñéndose cíngulo negro en los tramos de Cristo y cambiando a los colores blanco y negro en los tramos de la Virgen.
El primer paso representa el traslado de Cristo yacente al sepulcro tras descenderlo de la Cruz. El Cristo de la Buena Muerte es obra de Antonio Pinto Soldán, encarnado por Santiago Martínez. Los Santos Varones: Nicodemo y José de Arimatea, María Magdalena y San Juan son obras de Joaquín Moreno Daza.
Este de paso de misterio se encuentra en ejecución. Su diseño sigue las líneas churriguerescas, tallado en madera de cedro real. Para la talla de las cartelas del paso la hermandad va a recuperar las heráldicas vinculadas a esta corporación: el antiguo escudo de corte isabelino que poseyó la cofradía en sus inicios; su raíz de hermandad soleana y el vínculo servita que arrastra desde 1741. El paso lleva en el suelo un camino empedrado por donde pasa el duelo portando al Cristo Yacente.
Juan Manuel Bernal Pichardo es el capataz del paso de Cristo.
En el segundo paso va la Virgen de los Dolores, de Sebastián Santos Rojas. Un paso de líneas decimonónicas, en el que destaca los respiraderos, con dibujos de rocallas en siete niveles, repujados a mano por Jiménez e hijo. Palio con bambalinas bordadas en oro a realce.
Hay que fijarse también en el manto juanmanuelino neoclásico de flores de lis, es de oro fino sobre terciopelo negro.
Pedro Pinto Lepe es el capataz del paso de Palio.
Entre los enseres destacar el gallardete anónimo del siglo XIX en terciopelo negro, bordado en oro y orfebrería de plata del siglo XVIII. Varas de reglas, con heráldica antigua. Libro de reglas de piel y pergamino, estampación en oro. O la Cruz de Guía con elementos en plata de Seco Velasco.